miércoles, 21 de octubre de 2009

Significado del primer militarismo en el Perú

El primer militarismo, expresión acuñada por Jorge Basadre, significó una salida ante la ingobernabilidad en la que se encontraba el Perú al iniciar su vida independiente. Con respecto a los fenómenos que permitieron la ocupación de jefes militares en palacio de gobierno está lo que otros investigadores cómo Flores-Galindo llamó “vacío de poder”; es decir, la ausencia de una clase o sector claramente definido con capacidad y aspiraciones de tomar el poder y conducir el país.

En realidad, la vieja aristocracia colonial, o mejor dicho lo que quedó de ella luego del éxodo y la pérdida de gran parte de sus posesiones no contó con una proyección nacional. El territorio del Perú era mucho más vasto que los alcances económico de éste agonizante grupo. Los sectores medios eran prácticamente inexistentes y los sectores populares estaban fraccionados, encuadrados en las haciendas y alejados geográficamente, sin ninguna capacidad de comportarse de manera organizada.

Las instituciones estaban resquebrajadas y el nuevo estado estaba incapacitado económicamente para llevar a cabo semejante desafío. La república naciente, paradójicamente era rica en ambiciones doctrinarias y en republicanismo ideológico, encarnado en los tribunos de la república; pero miserable en los medios para lograrlo. En éstas condiciones el poder, entendido como la capacidad de coacción que tiene un Estado era inexistente desde la perspectiva institucional. La capacidad de ejercer la violencia y de inclinar la balanza de las decisiones provenía de aquellos jefes militares que habían heredado de las guerras de independencia sus armas, caballos y hombres. Fueron estos jefes entonces los que pasaron a ser la encarnación del Estado.

El Estado peruano fue entonces, a inicios de la República una expresión antropomorfa del poder. El poder no era institucional, sino personal. Las luchas entre caudillos y la inestabilidad política que vivió nuestro país hasta 1844 fue la expresión de ello.

La concentración del poder en los caudillos llevó a que la forma en que lo ejercían esté sumamente marcada por sus rasgos personales. Las medidas y la conducta política de Gamarra, Salaverry y Santa Cruz, por ejemplo están marcadas por la megalomanía ( Gamarra), el ímpetu irrefrenable ( Salaverry) y la astucia calculadora ( Santa Cruz).


Castilla rebasó la dimensión clásica del caudillo, sin dejar de serlo. Como gobernante buscó darle bases sólidas a su presencia política. La riqueza del guano le permitió construir ciertas instituciones y darle vida a un Estado que dejó por primera vez de ser simplemente la encarnación del caudillo. Este fortalecimiento del Estado, a través del fortalecimiento de la presencia internacional del Perú, la creación del presupuesto nacional, el apoyo a la educación, entre otras medidas. La invención del Estado Republicano por Castilla ( en términos funcionales) le permitió una “pax peruana” desconocida hasta esos momentos, pero a la vez consolidó su propia política de hegemonía personal.

Castilla fue estadista, pero nunca renunció a ser caudillo. Fue estadista cuando organizó el Estado Peruano, dándole al menos una mínima existencia real. Pero también fue caudillo cuando se levantó contra Echenique.

Muerto Castilla, el Perú no conocerá a otro caudillo militar. Los sobreviviente jefes militares que habían luchado en la Independencia o no tenían los galardones de los primeros o simplemente estaban ya muy viejos como para pretender realizar aventuras militares. Lo que vinieron fueron militares que se consolidaron sobre la base de nuevas y complejas redes clientelistas financiadas con los “inagotables recursos guaneros”.

Por ejemplo, Balta fue un presidente militar y por ello su gobierno está comprendido en el período conocido como primer militarismo, pero no es un caudillo propiamente dicho, pues su poder no se sustenta en sus características personales ni en las lealtades que esto genera. Durante su gobierno ya se habían consolidado nuevos actores sociales con pretensiones hegemónicas, como fue el caso de los consignatarios del guano, que en Don Manuel Pardo y Barreda encontraron al ideólogo y al político que hizo una crítica a los fracasos de las primeras décadas de la república y que prometió cumplir las promesas largamente esperadas por la sociedad bajo un gobierno civil.

El primer militarismo ha sido visto muchas veces como la causa de los fracasos iniciales del Perú y a los caudillos cómo líderes personalistas sin mayor interés en el Perú. Nosotros, sin realizar necesariamente una negación de ésta imagen vemos esta etapa cómo el resultado de la ausencia de una sociedad estructurada capaz de organizarse internamente. El Perú era un territorio heredado de la Colonia que albergada a población con débiles vínculos y enromes desequilibrios, donde los consensos no eran posibles. La única forma de darle continuidad a eso que llamábamos Perú era a través del ejercicio violento del poder. Es decir, lejos de representar exclusivamente afanes personalistas, los caudillos militares le dieron continuidad a nuestro país.

jueves, 17 de mayo de 2007

José de la Mar (1827-1829)

José de la Mar fue el primer presidente constitucional de la historia del Perú. Su mandato sólo duró dos años, entre 1827 y 1829.

Elección de La Mar
La Mar fue elegido por el Congreso para un mandato de cuatro años. En aquel entonces la presidencia del poder legislativo recaía en Francisco Javier de Luna Pizarro, clérigo arequipeño y líder de los liberales en el Congreso, que había permanecido algún tiempo en Chile, después de haber sido el primer presidente del primer Congreso Constituyente instalado en 1822.
En el momento previo a la elección existían dos tendencias al interior del Congreso. La primera estaba encarnada en La Mar, y que contaba con el apoyo de los liberales; mientras que la segunda, mas bién apoyaba a Andrés de Santra Cruz, en la cual estaban aglutinados los conservadores y los sectores adictos a Riva- Aguero.
El segundo Congreso Constituyente se instaló el 4 de junio de 1827 con ochenta y tres diputados elegidos por provincias. En la elección La Mar resultó favorecido por cincuenta y ocho votos; mientras que Santa Cruz solo obtuvo veintisiete. En esa oportunidad Manuel salazar y Baquíjano resulto elegido vice-presidente.
La Mar, a diferencia de Santa Cruz, era un hombre sin tendencias al caudillaje y al personalismo. Su gobierno ´fué el del respeto por la constitución y el fuero Congresal.
Basadre menciona que el Perú, a pesar de las tendencias personalistas de Santa Cruz, perdió una gran oportunidad al postergarlo en beneficio de La Mar:
"...Había en Santa Cruz aptitudes adminsitrativas singulares; y era conveniente emplearlas al servicio del Perú. No se habría lanzado a la guerra con Colombia, costosa y estéril. En cambio, aprovechándose de la incipiencia del celo nacional boliviano de aquella época, hubiera ido a la reunión con el Perú y Bolivia, en beneficio del Perú, al Anschluss, como se diría en palabras de nuestro tiempo, boliviano gobernando el Perú, como Hitler , austriaco gobernando Alemania. Chile, el rival clarividente que años más tarde desbaratará la Confederación peruano-boliviana, no se había consolidaddo aún" ( Historia de la República. Tomo I, p 219)
Santa Cruz fue postergado. A los ojos de Luna Pizarro fue visto como peligroso, razón por la cual fue desigado para diversos cargos fuera del Perú. Se le nombró primer ministro en Londres y después el cargo de primer ministro del Perú en Chile y Argentina. Pero la salida de Santa Cruz no significó que La Mar contara con el apoyo de los demás jefes militares. Gamarra, en aquel entonces prefecto del Cuzco y La Fuente, prefecto de Arequipa, no vieron con buenos ojos esta elección nacida de una alianza parlamentaria, pero no de la fuerza de las bayonetas.
La Mar no fue el hombre llamado a organizar un pais que apenas acababa de alcanzar su independencia. Le faltaba la capaciadad de mando y el prestigio al interior de los grupos militares. Fue mas bien el resultado de la ilusión liberal de querer construir un estado de derecho sobre la base de la debilidad del poder ejecutivo.
La Constitución de 1828.
Fue la tercera constitución del Perú republicano, luego de la de 1823 y la bolivariana de 1826. En esta Constituyente, de mayoría liberal, se discutió la posibilidad de cosntituir un pais federal. Los liberales buscaban desconcentrar el poder, acercar las decisiones a cada una de las regiones del Perú; pero la baja densidad demográfica, el poco interés por esta fórmula y la falta de recursos para financiar los cambios impidieron su cristalización.
La Cosntitución de 1828 implantó en el Perú, por primera, vez el bicameralismo
al estilo norteamericano. la renovación de la camara de diputados sería por mitad, cada dos años; mientras que la camara de senadores sería por tercios, cada dos años. La representación congresal iba a ser a nivel de provincias, en el caso de los diputados y por departamentos, en el caso de los senadores. Lo que se buscaba en el fondo era cosntituir un congreso con mayor poder deliberativo que compensara la debilidad del ejecutivo, además de que el congreso pudiera encarnar a la sociedad peruana en su conjunto.
La Guerra con Colombia:
Tuvo como elementos inmediatos la expulsión del Perú del representante colombiano Cristóbal Armero, acusado de mantener una ingerencia en los asuntos internos del Perú.